miércoles, 14 de agosto de 2013

"Buenas noches, querida amiga" [SPOILER DE LA SEGUNDA TEMPORADA]

Un goteo lejano del que solo llegaba un eco; el sonido de unos pasos solitarios; el fuerte golpe de una puerta que es cerrada, con alguna pobre alma en su interior… Y rompiendo aquel silencio cargado de pesar, la fina voz de una joven.

-¿Crees que estamos locos, Ophelia? –murmuró, sentada sobre su cama y con la espalda pegada a la pared. –¿Y en qué se diferencia un loco de un cuerdo? –su mirada cristalina se perdía en una oscura esquina del techo. –Una de las chicas dice que la gente llama “loco” a aquel que deja de conformarse, el que mira más allá y es capaz de ver cómo funciona el mundo en realidad… El que ya no se cree más mentiras y no se calla lo que piensa. Los que se conforman son llamados cuerdos… -una sonrisa triste se extendió por su pálido rostro. –Pero los médicos dicen que ella sufre paranoia aguda, así que supongo que no deberíamos hacerle caso. –hizo una pausa para desviar la vista hacia la morena, que reposaba sobre la cama tal cual la habían dejado los enfermeros. –Sin embargo, aquí estamos entre locos y no hay tabúes. Se nos permite decir lo que queramos, y normalmente nos escuchamos entre nosotros sin juzgar nunca… sin prejuicios. –cogió aire y lo soltó con calma. –Me gustaría saber tu opinión, Ophelia… Pero acepto tu silencio. En realidad ni siquiera sé si me oyes, si notas mi presencia o conoces al menos dónde te encuentras. Pero prefiero creer que es así, que me escuchas. –la joven recordó algo que le hizo sonreír con más ganas. -¿Sabes? El otro día soñé que me mirabas y me decías “sigue hablando, Abby, me gusta oírte”. Claro que ni siquiera sé cómo es tu voz, pero en mi sueño era bonita; dulce pero fuerte. Creo que tienes carácter. –resopló y se miró los pies. –No puedo saberlo, claro, pero me da esa sensación. Quizá sea por tu corte de pelo… O por lo agujereadas que están tus orejas. –rió levemente. –Me encantaría haberte visto hace unos meses, cuando hablabas y te movías. Me gustaría ver el tipo de ropa que vestías, la forma de tu sonrisa o los gestos que hacías al hablar. –se revolvió en la cama para acabar metiéndose bajo las sábanas. Le había dado frío.

Una vez recostada, se giró para quedar mirando al camastro de su compañera de habitación. Ella reposaba bocarriba, con los ojos semicerrados. ¿Estaría consciente? ¿Estaría dormida? No tenía forma de saberlo, pero le gustaba mirarla, hablarle y creer que ella la escuchaba. Eso le ayudaba a sentirse menos sola.


-Quizá alguna vez nos cruzamos por la calle y ni siquiera lo recordamos… Quizá fuiste la chica que se tropezó conmigo al salir de un baño público o la que se llevó la última camiseta de la tienda antes de que yo llegara. Pudiste ir en el mismo autobús que yo, incluso pudimos llegar a estar en la misma habitación. –sacó un brazo para flexionarlo y apoyarse en él, sin despegar sus ojos claros del rostro de aquella desconocida. –Nunca lo sabremos, Ophs. –una leve sonrisa asomó en sus labios. -¿Puedo llamarte “Ophs”? Suena divertido, así siento que nos conocemos, que somos amigas… Sí, en realidad creo que eres mi mejor amiga, Ophs. –bostezó y los párpados le fueron cayendo, fundiendo a negro la imagen de aquella otra adolescente. –Buenas noches, querida amiga… Me alegra que estés aquí.

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Acabo de escribirlo, así, sin meditar mucho, así que podría cambiar de aquí a la segunda temporada :3
Comentarios aquí, por favor, para no spoilear a las que no deseen ser spoiledas ;)